viernes, 13 de febrero de 2015

Una historia de amor a la colombiana, un amor sin fronteras

“Aquello que une y separa a las personas no son las diferencias sino los valores”
Las relaciones entre personas de nacionalidades diferentes pueden ser difíciles, pero son, sin duda, enriquecedoras y las ventajas generalmente superan los pequeños obstáculos, ¡que además son más divertidos de enfrentar con la compañía del amor!
Los colombianos, por su mente abierta y calidez, tienden a llevarse muy bien con gente de todo el mundo, por esta razón, es muy común encontrar parejas de colombianos con personas de otras nacionalidades. Este es el caso de Patricia, una manizaleña que emigró a Canadá hace 13 años y quien, aunque iba en busca de una oportunidad laboral, se encontró con el amor.  
Patricia comenzó a trabajar en una oficina de médicos y entre sus funciones estaba sacarle sangre a los pacientes para exámenes de salud. Luigi es un canadiense de origen italiano, al que el médico le ordenó varios exámenes de sangre. Y allí estaba Patricia, lista para pincharlo con una aguja, pero suavizar el dolor con su dulzura.
Aunque desde ese primer encuentro hubo un flechazo entre los dos, no fue hasta varias semanas más tarde que comenzaron a salir, al encontrarse en un concierto de vallenato al que Luigi fue con sus amigos latinos. “A él le gustan las latinas y él es un gringuito muy lindo”, comenta Patricia entre risas, recordando esa primera atracción que todavía conservan después de 10 años.
La familia se creció y ahora Patricia y Luigi tienen tres hijos, a los que llevan todas las navidades a Colombia. Luigi es un enamorado del país de su esposa, ella lo llama con cariño el “embajador de Colombia en Canadá” y él asegura que le encanta “la cultura, el calor de la gente, el clima y el Ron Viejo de Caldas” bueno y también, por supuesto, que “la suegra les ayuda a cuidar los niños y así ellos pueden ir a los termales, disfrutar los conciertos de la Feria de Manizales y salir en pareja”.
Patricia, Luigi y sus hijos tienen un sueño juntos: tener su propio apartamento en Colombia. Por ahora, como dice Luigi, para “abrir su propia puerta” cuando van de vacaciones y más adelante, cuando los niños estén más grandes, tal vez para radicarse allí.
El primer paso que ellos dieron para hacer su sueño realidad, fue solicitar un crédito hipotecario, el cual gestionaron por medio de Viventa y obtuvieron con Bancolombia. Patricia y Luigi califican el servicio de Viventa como “muy profesional” y no dudarían en recomendarlo a sus amigos.
Un paso más cerca de su sueño, Patricia y Luigi continúan felices educando a sus hijos en Canadá, aseguran que “lo más bonito de una relación intercultural es aprender a adaptarse, tomar lo mejor de cada cultura, combinarlo y transmitirlo a los hijos”. Juntos han transitado un camino que les ha demostrado que el verdadero amor no tiene nacionalidad, que el corazón no entiende de distancias físicas y que cuando dos almas están destinadas a estar juntas, no hay nada que lo pueda evitar.
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